El rigor es complicado, llena tus pensamientos tratando de alejarlos del fracaso, te grita mientras tus deseos de abandonar todo y retomar lo pasado aparecen a la vuelta de la esquina. Es un constante pitido de barras, es el comandante en tu estado de soldado de guerra. Tienes el reto delante de ti, estás en tu propia misión y has decidido hacerla valer por todos aquellos que nunca creyeron que eras capaz de hacerlo. Te vuelves minuciosa y rosas en la obsesión, cada pequeño detalle construye eso llamado orgullo que pretendes no tener pero aparece por cada poro de tu piel sudada.
El rigor es complicado, llena tus pensamientos tratando de alejarlos del fracaso, te grita mientras tus deseos de abandonar todo y retomar lo pasado aparecen a la vuelta de la esquina. Es un constante pitido de barras, es el comandante en tu estado de soldado de guerra. Tienes el reto delante de ti, estás en tu propia misión y has decidido hacerla valer por todos aquellos que nunca creyeron que eras capaz de hacerlo. Te vuelves minuciosa y rosas en la obsesión, cada pequeño detalle construye eso llamado orgullo que pretendes no tener pero aparece por cada poro de tu piel sudada.
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Ir en busca de lo que deseamos, sin que la nubecilla del fracaso nos persiga, sobre todo cuando quieres demostrarle al resto y por sobre todo a ti misma, que sí, que te la puedes... pucha que es complicado. Pero por algo existe el esfuerzo y rigor… que cuando sientes que te abandona, siempre terminan apareciendo, sobre todo cuando lo tienes bien metido en el inconsciente.
Por otro lado ¿Qué sería de las personas sin una pizca de cuestionamiento? jamás sabríamos de fracasos y menos podríamos apreciar y disfrutar de los logros.
Saludos!
Claudia.-
p.d: Me gustó harto la revista, denle pa delante no más... que ya se les esta leyendo.