Porfavor, no junte peras con frutillas

déjelo fluir


El par

El par de zapatos me empezó a quedar chico, se llenó de agujeros y la tierra comenzó a entrar en plena temporada estival. Me aburrí de usarlos o de que ellos me usen a mí. Estoy llena de cicatrices y rasguñotes varios; ni que hablar de los centenares de parches curitas que han pasado por cada coyuntura especial de mi adolorido pie.

Hemos pasado buenos momentos, para que andamos con cosas, pero estoy un poco cansada de utilizarlos sólo cuando combinan con un vestido o cuando apañan para un sol en especial y no para las centenares de pozas de agua que vivo al mes. Siempre pensé que eran especiales, una clase de misterio envuelto en su cuero al 80% o en su 10% de poliéster. El pié izquierdo apañaba en tardes cerveceras, algunas veces rodeado de otros zapatos u otras acompañado de unas zapatillas de color fosforescente. Largas conversaciones, análisis profundos y un total descaro para admitir que la vida es una mierda eran la especialidad de izquierdo; aunque eso nos durara sólo dos interminables segundos hasta que me sacaba una sonrisa y la vida se volvía un tanto naranja con algo de verde, colores que por cierto no combinaban con él, pero hacia el intento sólo para agradarme. Por otra parte el zapato derecho tenía un hoyo en la mitad de la suela, siempre se gastó más, no se si por la fricción entre él y yo o porque simplemente su espíritu hiperkinético lo llevó a intentar ser una vil sandalia de cuero. Juntos conocimos lugares inexplorados, recorrimos largos caminos, mientras izquierdo sólo quería llegar al pasto. El zapato derecho me hizo creer que dar unos pasos más podría tener aquello que deseaba, me alentaba cuando las cuestas se veían muy pesadas y cuando llegábamos a la playa se metía al agua sin importar que se humedeciera. Nuestra relación siempre fue de amor y odio, me costaba abrocharlo en las mañanas de legañas pegajosas, me rozaba demasiado con cierto tipo de calcetines, pero me gustaba, no sé si por su estiloso cordón color rojo o porque ese pié es el que tengo más chico; la situación tendió a nublarse cuando izquierdo le dijo a derecho que quería probar suerte con nuevos pies, unos que los llevaran a recorrer el mundo y no la plaza de armas a las 3 de la tarde. De pronto me llené de moretoncitos en el dedo gordito, me quedaban chicos y estaban bien cochinos, perdieron el brillo que en algún momento una vitrina mostró a través de su reflejo.

Pese al desencanto, aún me engrupen; simulan ser un apoyo en momentos de callosidades, pero apenas ven una dureza desaparecen sin siquiera absorber un poco de talco. He intentado aceptarlos a través de muchas caminatas, pero finalmente reconozco que son sólo unos zapatos cómodos para chancletear en la casa que no combinan para lucirlos en las comidas. Por más amables que sean, por más cómodos, flexibles y aperrados, siempre desentonan ante la sociedad, pero sobre todo ante mí. Se pusieron ásperos y duros, al parecer la dejadez de mi parte en este mes soleado los terminó por achicar, quizás fue eso o mi nula capacidad de aceptar ver como miran a otros pies con deseo, ni menos ser llamados por otro nombre por usuarios no reconocidos. Los quise mucho, pero creo que es tiempo de comprarme unos nuevos.

Etiquetas:


Mi foto
Nombre: Isabel
Lugar: Stgo., Chile
www.flickr.com
This is a Flickr badge showing public photos from isabell_3eb. Make your own badge here.


XML

Powered by Blogger

make money online blogger templates



© 2006 Porfavor, no junte peras con frutillas | Blogger Templates by GeckoandFly.
No part of the content or the blog may be reproduced without prior written permission.
Learn how to make money online | First Aid and Health Information at Medical Health