Porfavor, no junte peras con frutillas

déjelo fluir


El piñen es lo primero


la moral viene después...

Esa palabra tan de la pachamama que evoca esos días de niñez que no volverán, cuando tu vieja te gritaba “sácate el piñén cabra de porquería”, mientras tu feliz jugabas con el patito de hule, ya que en lo menos que pensabas era en refregarte bien porque jurabas de guata que sólo el agua bastaría para sanarte de esa suciedad infernal que tu Mamá llamaba piñén y tú sólo lo llamabas tu compañero del día a día.

Qué entretenido era el piñén pensaba hace algunos días, que choro era pasar las uñas por esas partes del cuerpo en que uno ingenuamente piensa que no hay nada más que piel reseca por tanto jugar en la tierra; aparte, nunca entendí cual era el terrible dilema con no sacárselo, ya que al pasar la uña por algún lugar en donde estuviera no lucía para nada ofensivo, todo lo contrario, de lo más amigable, ya que te invitaba a descubrir dónde más había esa especie de piel con tierra que se te pegaba como plancton, era buscar el tesoro perdido en el barco hundido en las profundidades.

La típica “prueba de fuego” que hacía mi Mamá era refregarme esa parte del tobillo, ese hoyito en el que hay como un músculo raro, ahí siempre me pillaba si no me había lavado bien y diantres, ahí tenía que volver a subir la pata arriba del lavamanos hasta que quedara reluciente y listo para volver a ensuciarse; obviamente en el instante en que me lavaba, mis vecinos ya estaban gritando afuera que saliera a jugar luego. Al pensar en esto es inevitable recordar el pancito con leche que me demoraba exactos 1 min. 15 segundos en engullir, todo para andar en mi super bici con parrilla multicolor, hacer carreras con los chiquillos, quién llega más rápido hasta el portón, quién puede andar sin manos, quién puede pararse arriba de la parilla, etc.

El piñén es como esa polaroid que no cambia de color, sino que se queda intacta recordando momentos inolvidables, así que gente, los invito a no refregarse más ni a gastar tiempo ni agua, déjese el piñén, es una buena idea para no olvidar ciertas cosas que se diluyen en agua con jabón.

sueños cliché

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A ratos parecemos olvidar lo que algún día fuimos y lo que pensábamos llegar a ser. De un tiempo a esta parte gracias a los sueños y deseos de otras personas veo como mi yo interno el que alguna vez deseó ciertas cosas, dejó todo de lado y terminó desechando sueños por ser algo inalcanzables. Los sueños se rompen por diversas razones: partiendo por alguien quien te muestra la verdadera historia opacándote tus ideales, sacarte la venda de los ojos y notar lo que realmente sucede, olvidarse de ellos porque los cambiaste por otros mejores o simplemente pensar que están muy lejos de tu alcance y que la promoción era hasta agotar stock, haciéndote bajar la cabeza y seguir adelante cual robot.

Mi sueño era bien claro hace cinco años atrás, claro en el sentido que lo único que sabía de mi futuro era que me iba de éste país, así de simple, tomaba el avión y lo más probable era mi destino en los estados juntos: N.Y.,
siempre me pareció tan cercano y amigable; con el tiempo de N.Y. me fui a Europa (los gustos cambian), la cosa era irse, ese era el plan, lejos, far, far, away como en los cuentos de hadas. Todo esto se debía a que desde chica me preguntaba el por qué no tenía los mismos gustos que mis vecinas, mis compañeras, mis primas, etc. No me gustaba Ricky Martin ni las canciones cebollas, no creía en el príncipe azul que vendría a rescatarme ni en la casa gigante que tendría cuando tuviera 25 ni en el gerente de una empresa grande que sería mi esposo ni en los 6 hijos que tendríamos ni en los feliz que sería siendo dueña de casa. Yo no creía en esas cosas, siempre sentí que no pertenecía al común de todas las niñas que me rodeaban en esa época, todo lo contrario, llegaba un momento que se me hacían insoportables sus conversaciones y la pronta amistad sólo quedaba en un “hola, tanto tiempo” ya que se me acababa el tema con ellas después de haberlas saludado. Creo que mucha de esta actitud derivó del pasar mucho tiempo sola- además de la televisión como compañera-, la que me mostraba que había mucho más afuera por descubrir y que pensando en cocinarle a mis 6 hijos sería algo difícil de conseguir.

Lo extraño fue cuando este sueño de viajera lo tiré por la borda y comencé a omitirlo sigilosamente hasta que mi cerebro dejó de retener la idea y simplemente se enfocó en el futuro próximo y tangible que sería ser escolar, universitaria, trabajadora choreada y mal pagada. ¿Por qué lo olvide? Simplemente por el hecho de que me di cuenta que el dinero construía las bases de los sueños y simplemente no tenía la familia multimillonaria que me enviaría a U.S.A. a estudiar lo que siempre quise y que sí, es Guión Cinematográfico, cosa que también había olvidado porque era la carrera más poco tangible e insípida en esos tiempos. Y así de simple olvidé todo eso y seguí cual caballo de carrera siempre hacia delante y nunca mirar hacia atrás. Ahora años más tarde noto lo vacía que me siento a veces porque esos sueños que tenía y que ya no los tengo, siento que no deseo nada con ansías, nada por lo que tenga que luchar, sé que algún día me iré, pero ya no serán las ganas de huir las que me muevan, sino más bien será el estudiar para perfeccionarse, pero al fin y al cabo, volver, ya que la edad me ha puesto más sensible y apegada a lo que tengo y la idea de quedarme por otro lado cada vez luce más aterradora que antes.

N.Y. siempre será la ciudad en la que querré vivir, siempre pienso el día que llegue y pise finalmente Manhattan, lloraré tal como si fuera una película en blanco y negro y la protagonista ha sido abandonada por un tal Nick something y sólo le queda la ciudad como compañera. Iré al central park, caminaré por la quinta avenida y me sacaré fotos como enferma en el Madison Square Garden… N.Y. es eso tan cliché como escuchar Billie Holiday en día de lluvia con un puchito y un vino tinto recordando algo que ni siquiera existe, como esa canción de Björk que dice “I miss you but i haven't met you yet” Ando nostálgica porque creía que el tener estos sueños cliché convertían a las personas en inmaduras por no enfrentar la realidad en la que viven, creía que el sólo hecho de desear estar en otro lado era síntoma de desconocer lo que tienes a mano y no saber apreciar que aquello puede ser mejor de lo que crees, finalmente noté que no es tan malo tener sueños…ya que al final del día cuando Billie Holiday habla de romances que no perdurarán en el tiempo, sólo piensas lo lindo que sería estar caminando en el parque central con ese gringo que te hace delirar.

el viernes preciso


Las semanas pasan, muchos viernes distintos que dan a conocer que vivo en una ciudad de gente muy distinta y de ondas aún más, me gustaría tener un viernes con una mezcla de todos estos, por eso sigo saliendo en busca del viernes perfecto.
Hace rato que se me están agotando los temas, ¿estaré guateando?

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Viernes 1

Disco conocida, celebrando un cumple, recordando las viejas andanzas, me encuentro con la gente de antes arriba de un auto, tomado de la botella, riéndome fuerte y gritando “somos las zorritas del lugar” a todo chancho. Las discos del tipo “soy tellible mala” ya no son tal, ahora en la pista seudo brit pop- 80,etc, uno termina bailando casi el costo de la vida sube otra vez, lo que no es malo, en absoluto, cambias el vaivén del paso ochentero a la movida escandalosa de caderas, aunque como el tiempo no pasa en vano, amanezco peor que si unos neo-nazis me hubieran agarrado a palos (la edad cabrita,ahy!!)
Conclusión: el tiempo no se puede retroceder, pero si recordar a veces. El vino sabe mejor desde la botella. Pucha que quiero a esta cabra. Por qué la gente de duoc se me aparece por todos lados. ¿Estará mal coquetearle a los gays?.

Viernes 2

Otro cumple, isa sociable, conociendo el lugar, otra onda, pura cumbia toda la noche, cero baile, mucha conversación del tipo soy tanto, hago tal cosa y me gusta tanto. En este tipo de situaciones me encuentro con el tipo que me tiene arriba del columpio toda la noche y que nunca tengo claro del por qué, aunque sé que son dos opciones, o le recuerdo a alguien o le gusto, pero obviamente como soy una persona “intimidante”, no sucede nada y tampoco quiero que suceda así que sólo miro a otro lado y me tomo el sour hecho en casa que ya hace rato me hace ver todo con un filtro tipo niebla; por otra parte esta el matemático empedernido que me cae mal del sólo hecho de decir estudio ingeniería y digo entre mi puaj, que atroz, tan poco tolerante yo y hago que me río pero en verdad no me causan gracia los chistes de matemáticos, tomo otro sorbo de sour y pienso- este es el último-, pero al ver que la música no sigue siendo de mi gusto me tomo otro vaso, total, no tengo que manejar, -pienso- y la niebla termina pareciéndose a Las Horas con muerto incluido.
Conclusión: tengo que aprender a ser tolerante, nunca me casaré con un matemático. Que rica la torta. Me estoy poniendo al día al ver a las amigas que tengo abandonada por las pelotas de mi corto.

Viernes 3

Casa, tele, vino. Busco cosas que me hagan pensar de a lo que quiero dedicarme por el resto de la vida no es una idea aberrante, sino mas bien, una idea que a otros se le ocurre. Pasa el rato y creo que en verdad debí quedarme en casa, hay gente que promete y nunca cumple, -puta que lata- pienso y al decir esto la cosa mejora y es como verme hace como 6 años, pero con alguien que mide el doble de a la amiga que tenía en ese entonces y que se parece tanto. Siempre he pensado que la música es la primera razón del que alguien me caiga bien, si hay más de tres grupos en común digo esta chiquilla (o) la lleva y así de fácil soy, si usted quiere ser mi amigo diga unos grupos y ahí me tendrá creyendo en usted; no mentira, es más que eso, pero la música encuentro que es más reveladora que una película, te muestra como eres de deveritas, si ves a alguien de otro auto mientras esperas el verde y cachas el reggeton “ a ella le gusta que la azoten, a ella le gusta bien salvaje” uno sabe que el tipo es sadomasoquista desde lejos y uno dice para sus adentros “bueno ya, igual está rico” o “que susto, mejor le subo el volumen a la radio”.
Conclusión: está rico el vino (sueno cada vez más alcohólica). El dinero no hace la felicidad. Me carga el período cuando uno conoce a alguien, la cosa debería funcionar más rápido, onda contar la vida de una pata’, decir tengo tantos traumas, mis papás no me quieren y listo, pasar a la otra fase, choro no?.



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