Porfavor, no junte peras con frutillas

déjelo fluir


El cerro más pequeño que nunca existió.*


Pareciera que todo está en orden, finalmente las piezas están en su lugar. Como dijo alguna vez una adivina de plaza de armas, llegó el momento de mi vida en que las lunas estuvieron alineadas y los soles de algún planeta lejano se ubicaron de tal manera para que tú y yo nos conociésemos. Y todo fue radiante, soleado y caluroso, como esos veranos que todo el mundo sueña tener. Tan radiante fue, que el último recuerdo es mi cabeza estrellada contra el parabrisas. No todo lo que brilla es oro y el sol irradió más de lo que alguna vez quise pensar. Y estuve postrada tanto tiempo, conciente e inconciente a la vez; la gitana del cerro Santa Lucía al parecer realmente me maldijo, y yo tan ilusa que nunca quise creer en los siete años de mala suerte.

Los días pasaron y las cosas siguieron el curso enferma-pero-viva; muchas visitas, palabras que parecen estar con calco a la última persona que salió del dormitorio; flores de velorio pero sin muerto. Todo tristemente colorido. Mi cara inexistente sólo se esforzaba por sonreír y preguntar dónde estabas y nadie nunca quiso responder. Al parecer te moriste, el sol nos cegó a ambos y fuimos esa cursi pareja de los cuentos, esas que viven por siempre juntos. El problema es que no estabas aquí. Una nube se atravesó en mi camino y paf!...

El otro día entre visita y visita alguien te nombró a lo lejos, no pude preguntar pero si concentré mis fuerzas en atesorar una parte de tu nombre para que esta parte entre el pecho y el estómago no me duela tanto como lo hace. Y al parecer estás bien, tan bien que andas por ahí estrellando a otras, mostrándole el sol y convirtiéndolas en un pedazo de nada de tu posesión. Y yo que te quería tanto. Y a mí que me duele tanto.

Los días siguieron tan coloridos como siempre, pero mientras más se esforzaban por traerme de vuelta mi cuerpo parecía ignorar las manos que me masajeaban con tanto cuidado. Esas manos son extrañas, parecen tener vida propia y caminan por mi cuerpo como si fuera el propio. Detesto que se apoderen de mis piernas, sobre todo si las hacen funcionar. Me quiero quedar así. Y nadie me escucha. Y todos me tocan. Y esas manos me tocan.

Le apareció una cara a esas manos, es una cara nunca antes vista pero cien mil veces conocida. Tiene un cabello negro como poso sin fondo y la piel blanca, tan blanca como mi antebrazo, pero esta piel parece pedir algo, un poco de preocupación al parecer no le vendría nada de mal. Y esos ojos negros que parecen consumirme, pero de la manera suave, con bombilla. Y su sonrisa, la más cautivante y segura como rodilleras para patines. Parece que me está gustando esto de volver. Si tan solo los turnos no cambiaran, si tan solo no llegara la mañana y no tuvieras que quitarte esa bata blanca que te hace parte de esto, esta cosa que lentamente se acerca a lo que recordaba de mí.

Y las manos de pronto tomaron las mías y me llevaron de paseo. Me llevaron al cerro más pequeño que nunca existió. El cerro es un insulto para el que lo mire, pero las manos decidieron hacer de aquel lugar en donde las heridas sanarían y finalmente sus dedos y los míos se entrelazarían. Y aquí estamos, mirando todo desde una altura de donde no podemos desprendernos del resto, pero lo suficiente para esconder esto que tiene una suerte de ilegal. El cerro nos cubrirá de todo y finalmente nos hará parte de él. Para así ser finalmente uno, ser parte de la tierra y no necesitar artificio para ello.

*Versión B,popular y mostrable (de acuerdo a los concursos) de un cuento de la misma quien escribe.

Etiquetas:

Borrador.



No sé como lograr provocarte, tu subconsciente me engaña deliberadamente cada vez que doy un paso que parece seguro, tu mente me da el vamos pero tu boca sólo da negativas.

Y el problema es que lo siento, siento esa picazón en el estómago, siento ganas de que tus historias se vuelvan ciertas, que tu cuento sea el mío y nos convirtamos en líneas trazadas a la orilla de nuestra historia; pasando del bosquejo a líneas prolijas, aunque los colores no combinen ni la idea preconcebida sea símil a lo escrito en tu cuaderno.

Y aunque sea sólo una decoración estar allí frente a frente de lo que nos junta en utopía, de sincronizar a punto entre texto e imagen, de verte como no corresponde, de ser tal como lo veo en mi cabeza… soy feliz, porque finalmente lo tuyo y lo mío tienen un lugar aunque parezca sólo un borrador, allá estamos, junto a las palabras que nos hacen más nos de lo que el resto puede ver a ojos abiertos. Y eso te convierte en mi secreto, en mi diario que guardaré eternamente debajo de la cama.

Etiquetas:


Mi foto
Nombre: Isabel
Lugar: Stgo., Chile
www.flickr.com
This is a Flickr badge showing public photos from isabell_3eb. Make your own badge here.


XML

Powered by Blogger

make money online blogger templates



© 2006 Porfavor, no junte peras con frutillas | Blogger Templates by GeckoandFly.
No part of the content or the blog may be reproduced without prior written permission.
Learn how to make money online | First Aid and Health Information at Medical Health