Porfavor, no junte peras con frutillas

Hubo una vez un quiltro, el más choro que vivía en el barrio, lo llamaban “Tormento” por lo veloz que era para atrapar a los gatos que trataban de comerse a las gallinas; hasta que un día conoció a una perra, “la cochina” le llamaban, por ser la perra más fea que alguien alguna vez había visto, “horrible”- decía la gente que la veía, pero a ella no le importaba y con más ganas se comía los patos de los vecinos que revoloteaban por el canal. Hasta que conoció a ”Tormento” y se enamoró profundamente, comenzaron a juguetear entre la basura acumulada, eran felices juntos. La cochina le enseño todos sus trucos sucios a Tormento, él no lo sabía, pero ella lo estaba guiando por el mal camino. Hasta que un día y sin previo aviso, quedó la grande, al Tormento lo acusaron de asesinato, había pruebas, tres patos muertos en el canal, esas mordidas eran las suyas, era tarde para huir, sobre todo porque la cochina estaba embarazada; al pobre Tormento no le quedó otra que apechugar... ahora permanece recluso detrás del patio, amarrado y triste, mientras que a lo lejos divisa a la Cochina y a sus cabros chicos mirando a los patos con deseo.