
Finalmente todo el mundo tiene una manera extraña y bizarra de ser reconocido en un mundo que poco entrega a los que no son como debiesen ser. Bukowski tuvo lo suyo siendo un borracho empedernido, de la clase brutal que no combina a las 9 de la mañana en el metro con los oficinistas yendo a su trabajo. En simples palabras al tipo lo amas o lo odias. No hay términos medios para un tipo como Bukowski; es caliente, coshino y vulgar. Ah y curado; curado como él solo. Si en algún momento he creído que tengo cierto problema con el alcohol con él me queda claro que estoy a años luz de alcanzarlo, el tomar es un puto arte y hay que nacer con la bendición o simplemente ponerle mucho empeño. “Hollywood” es el reconocimiento autodeclarado a un tipo que desde que era pendejo decidió remar para el otro lado, nunca le tincó la idea de comprarse una casa, tener hijos y una señora emperifollada todos los días esperándolo con la once mientras se quejaba de su pega inmunda. Aunque lo de la pega inmunda no se si realmente pudo jactarse de ello ya que el trabajo sucio siempre estuvo de su lado, y si usted señor lector cree que el tipo de Discovery Channel la pasa mal en su programita, debería leer “Post Office”, allí si que hay que cargar con la mierda para todos lados- aunque no sea técnicamente y tenga forma de sobre y papel roneo-.
La vida de las películas no es fácil, menos la del escritor que no tiene nada que ver con eso y que disfruta ver como todo el mundo intenta ser algo que no es. Bukowski lo vio, tomó su botella y a su mujer, decidieron volver a casa a encerrar a los gatos. La vida es mucho más sencilla de lo que tú y yo podemos creer, así lo dice un curado de 65 años. Y ya sabes lo que sigue… los curados y los niños no mienten.