Porfavor, no junte peras con frutillas

Lecciones de Vida

Estoy algo cansada de aprender a barillazos, desde que tengo conciencia que estoy madurando y me estoy (supuestamente) convirtiendo en una mujercita echa y derecha, todos los grandes cambios han sido a golpes, bastante dolorosos por cierto, pero esa es la supuesta moraleja de la vida, tropezarse, sacarse la cresta, sobarse un rato, llorar otro poco, levantarse toda adolorida y temerosa, mirando hacia todos los lados por si esa maldita piedra se te vuelve a atravesar en tu camino; pero para la mala suerte de uno, siempre cuando te vuelves a caer, es con una piedra totalmente distinta a la anterior; cada vez que siento que ya sé suficiente, que puedo andar sola y ser toda una mujercita, la Srita. Vida se encarga de refregarme en la cara que la cosa no es así: “ no Srita. Isabel, no se haga la choriza, si usted aún es una niñita que no sabe para donde va la micro” y al terminar esa frase, me vuelvo a caer y al parecer mientras más pasa el tiempo, más duro es el porrazo, porque siempre te pilla en lo más alto de la colina.

Llevo días tratando de mejorarme del último barillazo que la vida me pegó, me duele harto para ser sincera, aún me tiritan y se me adormecen las piernas al volver a pasar cerca del “bandejón maldito” como lo auto-denominé; es ese lugar de la Alameda en donde se encuentran todas esas hormigas cabezonas con las que suelo tropezar; he escuchado varias interpretaciones de lo que significan las hormigas en las películas: en Un perro Andaluz salen de la mano del tipo que arrastra un piano con bueyes por ende son voladas surrealistas de Buñuel, en Oldboy hablan de la soledad; en realidad poco tienen que ver con lo que estaba hablando, pero bueno, algo tendrán las hormigas ¿ O NO?, por algo se comen a la gente que no ama en Hormigas Asesinas, son raras, espero que alguien me dé una interpretación más asertiva. Por mientras me seguiré sobando para callado, echándome pomadita para que no arda tanto.