Published by Isabel
on viernes, enero 12, 2007 at 10:31 p. m.. 
Hay pequeñas cosas que hacen sentir a un ser humano orgulloso por lo que hace. Lo importante es sentir eso que marca la diferencia con el resto, aquello que en tu mente retorcida te hace ser mejor que los demás.
El lugar se encuentra semi vacío, hay una mesa donde se encuentra una señora que decidió – tras consultarlo con su monedero- capear el calor con una bebida de cuello largo y pagar más de lo que vale sólo por sentir las aspas del ventilador que cuelga del techo más cerca suyo. En otra mesa una linda pareja de “aquellas” esas que se ven bastante poco, ya que al ser una shopperia del centro pocas veces esperas a dos seres bien parecidos sentados dentro de la belleza exótica del pueblo; ambos parecen muy atentos a la televisión que aspira fútbol dominical. Nada de esto parece inmutarla, detrás del mesón toma un jarrón, saca las servilletas con la marca impresa, las amasa de un lado a otro- con una paciencia que envidian muchos- hasta que toman cierta curva y se hacen merecedoras de estar dentro del jarro en donde yacen las otras servilletas en forma de torre, perfectamente alineadas y listas para ser retiradas – con menos encanto que el armado – por los gloriosos clientes. Parece un acto mecánico pero luego de observarla, hay algo de esa actitud “nadie dobla servilletas como yo”, pecho inflado y esa sonrisa antojadiza que demuestra orgullo. Y así continúa; sale del mesón, recoge otra torre vacía de servilletas, lo mira con expresión ¡aquí llegó tu salvadora! Y comienza a doblarlas.
Así pasan las horas, mientras el fútbol avanza y Mati-Gol no anota, mientras en una mesa unos chiquillos parecen no disfrutar del fútbol y escuchan música de sus pen-drives y dibujan en las famosas servilletas. Pasa el verano y la vida haciendo esas pequeñas/grandes cosas que te llenan el alma, pero ella es feliz, concentrada parece que el mundo que la rodea importa un bledo, total –piensa- ella es la mejor dobladora de servilletas y que el mundo se vaya al carajo si no fuera así.
Etiquetas: bar, fuente de soda, verano
Mi papa siempre me decia que tenía que ser la mejor en lo que fuera, aunque fuera la barrendera de la calle. Desee así ser mejor en otras cosas; estudiar, trabajar, tener exito, tener plata. Nada de eso ha llegado como yo me lo esperaba y nunca sentí que fuera la mejor en nada. A veces me pregunto si hubiese sido más feliz siendo la mejor barrendera, que andar aspirando por ahí a cosas que nadie quiere ver que me corresponden.
Primero que todo: muy lindas las fotos, me encantaron... sobre todo los colores. No se por qué, pero me gustan esos lugares típicos del centro de santiago.
Creo que nunca me he sentido la mejor en algo, pero mientras las cosas se hagan bien... no esta mal. Pero siempre queda ese 'gustito a poco'.
En fin.
Saludos lola.
Claudia.-
OH, qué notable leer esto de las fuentes de soda. Yo tb les dediqué unas letras. Checa esto:
http://grafoide.blogspot.com/2006/09/fuentes-de-soda.html
Salu2 y triunfa!