Girl with a pearl earring .-
3 Comments Published by Isabel on sábado, noviembre 18, 2006 at 12:21 a. m..Pocas cosas en esta vida pueden dar a conocer detalles tan pequeños de sentimientos y gestos humanos. Una de esas cosas son las películas. En clases vimos “
Mientras me conmuevo con el coqueteo entre los personajes, empiezo a recordar tantos momentos de escalofríos y tiritones de peras, en donde un roce entre manos puede valer más que mil palabras dichas, en donde una mirada dice todo lo que no puedes armar en una frase. Hay tantas cosas que está prohibido decir, cosas que no debieran sentirse pero se vuelven inevitables. Creo que los sentimientos más intensos se logran cuando todas las cosas están en tu contra. Cuando lo que no debe ser se vuelve ley y tu frágil mundo comienza a caerse a pedazos. Necesitas tan poco para ser feliz que cualquier cosa te satisface: una sonrisa, una mirada, un gesto diminuto; cualquier cosa que rompa la rutina entre dos seres que simplemente tienen que conformase con lo que son ya que el trasformarlos en algo más, sería formar una hecatombe que es digna de detener.
Mientras sigo regocijándome en pequeños logros, fijándome sólo en esos detalles que sólo las personas que han caído en lo indebido saben reconocer a simple vista, pienso en las mil y una maneras de concretar el momento perfecto, en donde mi mundo de fantasías toma vida y te lleva de la mano a los placeres más ocultos.
Curiosamente, la adrenalina que me daba hacer lo indebido la estoy sinetiendo cuando hago lo debido, o cuando hago algo bueno. ¿Me estaré poniendo vieja, o por fin entraron en juego los genes benedictinos?
Creo que estoy descubriendo el encanto la bondad, en lo correcto. Soy terrible de fome.
A veces me pregunto a donde se me fue la exitacion de lo prohibido, de lo que no debería ser. A veces me consuelo diciendo que ya hice todas las cosas que no debía y que no me arrepiento, pero es una mentira, una mentira para calmar a ese espiritu que todavía está ahí y no dejo salir.
El anhelo de lo que se tuvo y se perdío es el peor autocastigo de controlarse.
De repente es mejor dejarlo fluir.
Uf, que razón tienes mujer!
por qué sera la culpa tan excitante, y quizá no tanto la culpa, sino aquello que se torna como no debido, o como aquellas paredes que creamos de repente para no dejar entrar a nadie. Debe ser por eso que la gente se va al infierno, pero con una sonrisa gigante!
saluos mona