Porfavor, no junte peras con frutillas

Últimamente me he dado cuenta que ando vendiendo la pomada de la “superación”. Ando animosa, deportista, diet, choriza y relajada por la vida. Les cuento de mi experiencia open mind a cada persona cuando tengo la ocasión porque siento que casi puedo evangelizar al pueblo, tipo Al Gore y el calentamiento global. Lo mío eso sí es mucho más sencillo y práctico, darle al nado, a los cereales y a toda esa cosa que tiene mucha fibra – aunque aún no entiendo bien la diferencia entre fibra soluble e insoluble-. La cosa es que me siento mejor, algo así como más liviana, tanto en peso como de mente, he dejado un poco la depre del tipo nostalgia/camino por la lluvia/leo sola en el metro y ando más del tipo canción chora/malula/chaqueta de cuero cuando ando por la calle.

Es que hay todo un mundo en esto de la vida más natural y llevadera. Al principio es como creer que uno vuelve al infierno, donde no hay Mc Donald’s y ases de “donde el tío”, pero después, la conciencia crea un tipo de mecanismo fomentado por documentales del tipo “super size me” en donde la chatarra te empieza a dar arcadas. Y es ahí, en ese preciso momento en que al parecer el mundo puede ser un lugar mejor.

En la segunda etapa de la vida light uno como que comienza aprovechar más esta situación relajada y te das cuenta como todo te repercute en otras cosas; por ejemplo, yo sufro terriblemente de crisis de oratoria en público, dícese del tipo pánico a las disertaciones enfrente del curso. Atroz. Es una de esas cosas que simplemente a lo largo de mi vida estudiantil no he podido sobrellevarla y me supera cada vez que puede. Pero, pasó algo extraño el lunes recién pasado, como hace largo tiempo me sentí un tanto más confiada, será esta vida natural o quizás que realmente quiero que lo que estaba diciendo pueda concretarse -mi proyecto de título, su cortometraje/comedia/27 minutos llamado “Chileno Chor0”.- Y si es así, pucha que bien se siente poder lograr superar el miedo. No niego eso sí, que el tiritón era poco controlable, pero hice lo que pude y le di para delante.

Y en esa ando por estos días. Con mucha pega por esta cosa llamada “Chileno Chor0”que promete como esas cosas en las que uno al principio mira desconfiada pero con el paso de las semanas te empieza a sacar una sonrisa y una palmadita en la espalda de “estoy orgullosa”; y a ratos casi luchando por no caer en la chanchada porque es difícil estimados, siempre está ahí esperando que caigamos, pero hay que estar preparado para esas ocasiones; siempre tener su frutita a mano o su botellón con agua, le sacas la lengua a ese cartel de Mc Fiesta a $790 mientras subes corriendo por las escaleras del metro y la gente se amontona en la escalera mecánica. Hay que puro tener fe y creerse el cuento, si no, ¿quién cresta lo hará por nosotros?

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