Porfavor, no junte peras con frutillas

déjelo fluir


El auto rojo, tú y el entrerrejado.



Llevó horas esperando junto a las escaleras, podría bajar el mundo por esos peldaños y tú no te inmutarías en descender. Si te pones a mirar por entre cada hendidura puedes ver como pasa el sol por cada una de ellas, pero lo más probable es que eso no te interese, si ni siquiera te molestas en ver como las ancianas me miran como a un delicuente cada vez que bajan a comprar las verduras para el almuerzo y de paso cuchuchear acerca de que hace un tipo en un auto rojo a todo sol mirando los hoyitos de su edificio. Qué te costará escuchar lo que tengo que decirte, porque siempre crees que tus palabras son la conclusión de todo tipo de conversación. Si lo que tengo que decir tiene tan sólo dos palabras, dos simples palabras que se entremezclan y se convierten en eso que te quiero dar pero tu no quieres recibir. Y no es nada sexual señora de la verdulería, se lo juro, todo lo contrario, (o quizás sucedáneo del mismo asunto, también está dentro de las posibilidades), ¿Acaso no ve las flores que en algún momento de la mañana fueron rojas y ahora lucen negras como este nuevo bronceado que adquiero mientras me derrito con las flores arriba del auto, con mis ganas de hablarte que están encima de la guantera, con mi cariño pidiendo clemencia que está debajo del tapiz?

Es que nadie entiende lo que se siente estar en un auto por cuatro horas con las ventanas cerradas a pleno sol, nadie conoce el sentido del calor consumiéndote cuando hay tanto que decir en poca cantidad. Nadie entiende el por qué cuento rendijas creyendo que el me quiere, no me quiere puede funcionar en el hierro con cemento y no solamente en los pétalos deshojados. Esto me pasa por confiado, por creer más allá de lo que puedes entregar. Por confiar exageradamente en tu cariño desaliñado y engañarte de la manera ruin que solo los tipos como yo podemos hacer. Por eso quiero decir que te amo, porque las disculpas son demasiado ínfimas, porque necesitaría freírme a 100º C dentro del auto rojo para que pudieras mirarme de frente y no desde la rendija del piso de arriba, como ahora lo haces y como lo seguirás haciendo durante mucho tiempo más. Hasta que este apunto de cocción y me caiga de la olla, dejando el orgullo al lado de los quemadores.


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7 Responses to “El auto rojo, tú y el entrerrejado.”

  1. # Blogger bicho maldito

    Honey, hace tiempo no leía un relato tan divertido para abordar un tema tan jodidamente trillado como el amor (como verás, mi bronca no es contra el amor, sino la forma en que lo cocinan). De verdad, escribiste con chispa, con ingenio, sin miel ni floritura; cantaste la canción al revés y aun así sonó afinada. La mejor prueba de lo que digo es que no me di cuenta cuando ya había llegado al final. Se me hizo corto.

    No quiero darle mucha manija al elogio porque quiero creer que tu siguiente crónica será tan buena como esta. No me defraudes.  

  2. # Blogger tierragramas

    que el auto sea rojo es un buen detalle. No sé si lo incluiste por la foto o fue coincidencia con la imagen. De todas formas es un buen relato. Sencillo pero grande.

    Saludos  

  3. # Blogger Espíritu Intermedio

    Comprendo lo que sintió el personaje dentro del auto, mé pasó lo mismo pero en un ascensor, la diferencia es que las palabras que diría después no eran para nada una reconciliación...

    Vi su cara y todo se desmoronó en mí, comprendí lo que no quise ver jamás, y duele tanto!

    No hay nada que pueda describir esa frialdad!!

    Bueno... me dio algo de pena ahora que lo recuerdo...

    Se me cuida...estamos hablando por el tema del afiche ya??

    saludos!

    *SPICA  

  4. # Blogger Tamara Jofré Zencovich

    hay el amor, el amor... correspondido o no, ¿que mejor que disfrutarlo a 100º C?

    saludos  

  5. # Blogger Mrs Mojo Risin

    te tiene loca el calor
    o no????
    hasta se lee ganosa jojojojo

    escribete otra pu
    me gustan sus textos

    nos loreamos!  

  6. # Blogger Unknown

    Y bueno, quién le manda a meter la pata, no?. A mí eso del calor y el sufrimiento no me mueve ni un pelo, si lo dejaron afuera, de plantón, por algo será...  

  7. # Blogger La Exiliada del Sur

    Hay por la mierda... me tocaste hasta el mas puto rincón del corazón... ahora tengo mas pena que denante, y mas dudas sobre si salir del auto o quedarme asando dentro de el. El orgullo es mas fuerte que la voluntad de manejar hasta alli, como la voluntad de tomar el teléfono, marcar, y no decir nada que importe de verdad. El alma se me cae a pedacitos pensando que el tiempo camina mas rápido que yo, y que el tiempo se ha llevado todo aquello en lo que creia.

    te odie por un rato mona, de todos modos está lindo

    saludos  

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