
Cierras la puerta, te acomodas en el trono y finalmente logras ese encuentro íntimo, ese contacto con tu yo interno. La bulla de la gente sigue pero tú estás ahí, disfrutando de aquel instante de soledad. Todo va en relativo orden hasta que llega el momento post tiraje de cadena. Ese momento en que el agua corre y no se detiene ¿qué diantres? uno piensa, pero sigue cual salto del agua indomable y no hay caso; por más que lo mires la cosa no para y comienza hacer ese sonido que sabes que llamará la atención de los dueños de casa y alguien – siempre haciéndoselo saber a todos – te grita “¡TIRALA DENUEVO!”. Y uno con la mejor cara de “¿Say what?” y empieza ese ajetreo desagradable de entender el proceso químico/mecánico/chori que tienen los baños. Y es que es todo un tema, el tirarla nuevamente conlleva a saber que presión precisa debes darle a la famosa manilla para que la tapita negra se acomode y tape el paso del agua. ¿Mucha información para usted señor lector?, bueno, imagínese mi cara de curiosa cuando miro el baño y digo “chitas como paro esta cosa, creerán que soy una gastadora compulsiva de agua”.

Hoy escuché a dos tipos hablando de temas femeninos. Hoy escuché como se daban consejos y hablaban de la conveniencia de la cera y los terribles problemas de la rápida pero contradictoria presto. Hoy vi como se tocaban la suavidad de sus piernas y los pelones de las pruebas de depilación.
Hoy engañé a Transantiago y anduve hora y media centro abajo y luego por costo cero, hora más de vuelta a casa con tres libros bajo el brazo. Hoy me engañé haciéndome creer que podré con tres libros si apenas tengo con mis pensamientos y las mil y una cosas que debo hacer antes del dia D.
Hoy creí que el verano podría dejar de ser un sueño de trasnoche y los tres chalecos, más pantys, más chaqueta podrían volver a ser esa polerita a lunares.
Hoy nadé para gastar lo que como y tuve hambre nuevamente.
Hoy traté de mirar las cosas al revés para no sentir pena y creer que nada me resulta.
Hoy me tomé el día libre en medio del caos, miré por la ventana de mi pieza y creí que ese rayito de sol se quedaría más rato acompañandome.
Ayer me metí en una caja para huir un ratico del mundo, sólo conseguí quedar atrapada y no poder salir por un rato largo; se sintió bien pero luego necesitaba un poco de ruido.
Hoy me hago la soltera pero se que sigo comprometida y mejor prefiero desaparecer pero es imposible, la viudez no combina con jueves.
Hoy quiero creer que nada de lo que sé sirve de algo, mejor empezar de cero y retomar donde íbamos, porque si uno avanza y retrocede parece que el mundo fuera a caerse, tal como yo y mis buenos sentimientos hacia tí.
Etiquetas: ideas sueltas

Últimamente me he dado cuenta que ando vendiendo la pomada de la “superación”. Ando animosa, deportista, diet, choriza y relajada por la vida. Les cuento de mi experiencia open mind a cada persona cuando tengo la ocasión porque siento que casi puedo evangelizar al pueblo, tipo Al Gore y el calentamiento global. Lo mío eso sí es mucho más sencillo y práctico, darle al nado, a los cereales y a toda esa cosa que tiene mucha fibra – aunque aún no entiendo bien la diferencia entre fibra soluble e insoluble-. La cosa es que me siento mejor, algo así como más liviana, tanto en peso como de mente, he dejado un poco la depre del tipo nostalgia/camino por la lluvia/leo sola en el metro y ando más del tipo canción chora/malula/chaqueta de cuero cuando ando por la calle.
En la segunda etapa de la vida light uno como que comienza aprovechar más esta situación relajada y te das cuenta como todo te repercute en otras cosas; por ejemplo, yo sufro terriblemente de crisis de oratoria en público, dícese del tipo pánico a las disertaciones enfrente del curso. Atroz. Es una de esas cosas que simplemente a lo largo de mi vida estudiantil no he podido sobrellevarla y me supera cada vez que puede. Pero, pasó algo extraño el lunes recién pasado, como hace largo tiempo me sentí un tanto más confiada, será esta vida natural o quizás que realmente quiero que lo que estaba diciendo pueda concretarse -mi proyecto de título, su cortometraje/comedia/27 minutos llamado “Chileno Chor0”.- Y si es así, pucha que bien se siente poder lograr superar el miedo. No niego eso sí, que el tiritón era poco controlable, pero hice lo que pude y le di para delante.
Etiquetas: chileno choro

Si todas las historias pudieran estar atadas a una canción, la nuestra sería mil caminos. O por lo menos así siempre lo he sentido.