
Si tu hombro cayese un poco más hacia tu derecha, las cosas podrían prestarse para otro asunto, pero jamás lo entendería de otra manera. Si tu mano toma como justificación las curvas de la carretera ya que debes apoyarte en algún lado, que casualmente fue mi hombro, puedo tomarlo como una cosa de gravedad y fuerza mayor. Si mientras intento mirarme en el espejo retrovisor el maquillaje corrido, noto como intentas oler mi cabello que contiene la mitad de la historia de la noche, puedo aceptarlo como una sensibilidad especial a la curiosidad. Si observas como bailo, río, como y hablo estupideces con una atención que merece una clase de historia del arte, no mi persona en general, ni mi estado de jolgorio en particular, puedo decir que quizás analizabas el ambiente e intentabas calzar en un lugar poco calzable. Si hablas con mis amigas sobre tu patético estado amoroso y tu necesidad gloriosa de tener pareja puedo tomarlo como confesión en una noche de sinceridades; pero si me dices que te gusto y que quieres besarme me costaría creerlo, de hecho me quedaría perpleja y miraría para otro lado con tal de no ser sincera y romperte el corazón antes que mires como mi ojo tirita cuando se siente alagado pero sin poder de realizar un feedback. Nunca me di cuenta, te lo juro.
Etiquetas: cuento
Que rico es no decirse las cosas tal cual, esa mirada de reojo, o en terminos mios "cambio de luces". Que a veces ni uno ni otro entiende, pero cuando sincronizan pucha que rico es!
Saludos
y atenta al lupo!
Jano
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Una y cien veces más lo expresaré... escribes espectacular!... vivo tus palabras y eso es lo hermoso de esta interacción.
Las palabras se transforman en imágenes en mi mente, pero imágenes con sentimiento... es difícil lograr ese ambiente, tú lo manejas muy bien.
Gracias por tus historias, que inevitablemente, las siento tan propias.
saludos estelares...
*SPICA